Vida buena en la interpretación de Martha Nussbaum

02 dic 2015

María Estela GarcíaTorres Cruz

Profesora de Filosofía del plantel sur del CCH

Un concepto multidimensional

El término calidad de vida se relaciona con una propuesta de vida en la que el sujeto se vuelva autosuficiente. La estructura que tiene este concepto -como Martha Nussbaum explica- tendrá una forma “más parecida a una tela de araña heraclítea, que una línea recta”1. Es decir, que su definición o concepto, no puede darse de una forma unidimensional, como tampoco unívoca, ni con el rigor que suele utilizarse en ciencias de datos duros. Ya que el mismo concepto de calidad, va a derivar en la vida buena, y el bien en su complejidad puede llegar a coincidir con el de felicidad o el de belleza como básicamente coincide con el de amor. Por eso, considero que es una idea compleja, como lo piensa E. Morin. Así que en este texto se ofrecen una diversidad de interpretaciones, de las cuales cada quien ha de hacer a su vez una nueva interpretación, pero no hay soluciones totales ni univocas, ni simples.

Martha Nussbaum, se hace la pregunta en el texto la fragilidad del bien, de ¿en qué consiste la vida valiosa? Si esta se relaciona con lo que corresponde al individuo o depende de lo exterior.

La tradición de la filosofía en la Antigua Grecia estuvo interesada en el problema del buen vivir. Y para llegar a entender qué significa vivir bien, ha de intentarse entender qué es el ser humano. En este sentido puede decirse que parte de la experiencia vital, es que somos personas vulnerables. Y por ello, estamos expuestos a la contingencia, a lo mudable, al error, a la pérdida. Esto nos llevaría a la idea de que no es posible hablar de vida buena o valiosa, ya que constantemente estamos expuestos al azar, y al dolor. Pues más bien, solemos imaginarnos que lo bueno ha de estar libre de error y pena. Entonces, parecería que lo que se entiende por vida valiosa, tendría que ver con resguardar el bien humano de la contingencia y el azar. Otra manera de entenderlo, es pensar que hay algo en el ser humano que puede controlar el azar y que puede medir sus fuerzas para no ser dominado por la pasión y para controlar la contingencia, una respuesta que se ha dado, es que ser razonable podría darnos el control de las pasiones y de los impulsos.  

La filosofía se cuestiona ¿cómo tenemos que vivir, de qué manera hemos de comportarnos, para alcanzar el grado de una vida valiosa?

Para llegar a entender el concepto, tenemos que buscar ¿qué se entiende por ser humano? Una  primera definición, lo entendería como un ser activo, pero también es pasivo. Las circunstancias a veces juegan un papel en el que la persona no puede sostener por ejemplo sus principios éticos, o se ve forzado a actuar mal. Estos hechos modifican la vida, sin que la persona hubiese querido actuar así.

Existen filosofías que se plantean un ideal, en el caso de Platón, revela una necesidad de pureza para alcanzar la excelencia. A la vez, otras filosofías hablan de alcanzar la libertad para llegar a una vida valiosa. A la vez se quiere lograr la verdad o la belleza. Pero todos estos ideales se enfrentan al hecho de que el ser humano está atravesado por el azar y la contingencia, con la debilidad ante las pasiones.

El ser humano también aspira a llevar una vida valiosa que significa poder alcanzar la felicidad. Y por felicidad los maestros griegos de la Antigüedad, la concebían como algo que se alcanza de forma activa. Se refiere a lo que un individuo consigue por sus actos.

La felicidad por lo común se asocia a llevar una vida excelente, pero hemos de notar que si el ser humano no alcanza fácilmente la excelencia debido a que las pasiones de carácter sexual por ejemplo, le demandan la satisfacción o las pasiones del gusto por comer, o los placeres de los impulsos son demandantes de satisfacción. Entonces, una forma de interpretar la excelencia, ha de darse en términos que permitan la conciliación con las pasiones; otra interpretación consistiría en renunciar a los apetitos. De tal forma también cabe preguntarnos si en la actualidad ¿podríamos considerar si la vida buena se pueda llevar a cabo sin la renuncia al placer de los apetitos?

De esta problemática, cabría plantear si habría que restructurar la idea que se posee de ser humano, y decir quizá, que no es posible que el individuo alcance una vida buena, ya que son muchos los elementos que se lo impiden, como es el azar, las pasiones, los apegos. La otra posibilidad está en pensar que el individuo, pudiera llegar a controlar los aspectos problemáticos que le impiden sostener la vida buena, y desde el punto de vista de algunas filosofías, es la racionalidad la que puede ayudar al individuo a tener una vida buena, pues la razón suponen, es el control de los apetitos y de los afectos.

Sin embargo, considero que no ha bastado la racionalidad para llegar a la excelencia, y que esta concepción de bondad basada en la racionalidad, no es adecuada en el concepto de vida buena. La razón no domina las pasiones, como tampoco se puede ser completamente racional.

A mi manera de ver, no es solo la razón, -si bien es necesaria- la que nos puede apuntalar para saber y alcanzar el bien; es posible que se amplíe la noción de ser humano a la capacidad de pensar de forma compleja y no solo racional. Lo cual tiene que ver a veces, con consultar al corazón entre otras facultades humanas. Y en todo caso, es necesario acercarse a la noción de bien humano, en la medida en que se incluye la espiritualidad, que nos llevaría a espiritualizar las pasiones.

Si por otra parte, entendemos por racionalidad más bien el pensamiento inteligente, quizá éste abarque la posibilidad de una guía espiritual, si se entiende por mente, espíritu, y se encuentra en el nous de los antiguos maestros griegos.

Si bien, por otra parte quizá la idea de mente o espíritu  se refiere al razonamiento práctico, lo cual implica, tomar en cuenta la experiencia, los sentimientos. En este sentido, nos enfrentamos al hecho que cuando dialogamos humanamente, no existen conceptos exclusivamente racionales, pues no somos pura razón, los conceptos que se utilizan en humanidades, son simbólicos, constituyen el sentido de la existencia humana, no lo que la define de forma rigurosa y exacta. Las humanidades no son ciencia, son interpretación de lo humano, de aquello que comprende de forma profunda el alma humana, o que comprende la existencia en el aspecto del valor, como por ejemplo pensar ¿qué le otorga a un ser humano la honestidad o qué calidad de persona es aquella que dice la verdad? Pero el conocimiento de este tipo de realidad no se alcanza a través de la exactitud en los conceptos ni de su rigor, no se establecen datos para verificar alguna afirmación. Además filosóficamente encontramos problemáticas, y una diversidad de interpretaciones del mismo tema o concepto.

Las interpretaciones en humanidades, como la ética, habla a los sentimientos de los individuos, y éstos pueden moverlo porque le hace resonar su conciencia, no porque sea una exposición contundente de hechos irrefutables. Importa el diálogo abierto y amigable, para comprender qué nos ayuda a alcanzar la vida buena. Y nos damos cuenta que la vida buena es un concepto múltiple, multifacético, flexible, a veces con contradicciones, que toma en cuenta la experiencia, que se construye por la intuición, haciendo intervenir los sentimientos con un pensamiento inteligente. En humanidades se utiliza la reflexión y el diálogo para hacer comprensible una idea de lo que es el ser humano.

Sin embargo, quizá resulte muy difícil la filosofía para muchas personas, porque requiere que se dedique tiempo a reflexionar, que se suspenda toda actividad y en calma, profundizar acerca de las ideas o conceptos que la filosofía interpreta. Y que no se utilice un pensamiento unidimensional, más bien, hemos de trabajar en el pensamiento multidimensional de E. Morin.

Vida humana autosuficiente

Analizando la filosofía de Platón, vemos que el ideal de vida, es aquella en que el individuo logra la autosuficiencia. Para entender la autosuficiencia, habría que considerar que ésta tiene que ver, con poder experimentar cierta seguridad, y en el mito de Prometeo, les otorga a los seres humanos la técnica, por medio del fuego, con el cual se va a realizar la trasformación de la materia. La transformación proporcionará comodidades o cierta seguridad, como la forja del metal, la agricultura, la morada para vivir. Así entonces, podría llegar a entenderse en un aspecto, vivir bien, cuando existen productos o materiales realizados por artesanos, obreros, profesionistas que otorgan bienestar a la comunidad.

Pero otro aspecto que también comprende la vida buena, es que se pueda obtener la libertad, ésta no siempre la tenemos a nuestro alcance, es una conquista y un esfuerzo ser libre, pues resulta que la libertad la podemos perder fácilmente; pensemos que para algunos se pierde libertad por ejemplo, en el aspecto que el amor hace esclavos a los amantes. Muchas personas se sienten afectadas con la dependencia que les provoca el amar, y entonces, se separan, se aíslan, evitan crear intimidad. Otras al haber sufrido decepciones, prefieren creer que el amor no existe. Así, si queremos vivir bien, habrá que analizar qué nos permite la autosuficiencia, qué nos hace libres. Y surge el problema filosófico de que si para ser libres, entonces parece que el amor es un obstáculo. La libertad total entonces, parece que se alcanza en el diálogo del Banquete, aquí la idea de Platón en el cual resulta preferible la ascensión, hasta alcanzar el estado de contemplación de la belleza absoluta, donde probablemente podría ser entendida la autosuficiencia total, pues en ese estado ya no se requiere de nada. Las pasiones se han conquistado, los apetitos no le afectan al iniciado en el amor, pues ha logrado llegar al estado más alto en el erotismo que es ver la belleza absoluta.

En este aspecto, Martha Nussbaum señala que “la belleza de la sabiduría supera al encanto personal de enamorado”2. Pareciera como que si al alcanzar la sabiduría, ya no necesitaremos del amor terrenal de un ser humano.

O quizá, existe otra interpretación del amor, en la cual, amar es preferible a la ascensión y la independencia total de los afectos.

Pero continuamos enfrentando el hecho problemático que ve Sócrates en esta filosofía de vida, cuando se prefieren los placeres, los afectos, la satisfacción de la pasión por un ser amado, es que el alma, continuamente se encuentra con obstáculos, porque hay impulsos y deseos que la dominan, y si ese es el caso, puede perder aquello que más valora que consiste en vivir bien, si por vivir bien se entiende la total autonomía.

Podría llamarse bien, a vivir de una manera pura, y sin ningún interés que algún apego nos demande, es decir, entre más se dedique el alma a la contemplación, puede decirse que permanece desafanada y entonces es una manera de entender el bien, que también puede querer decir ocuparse de Dios. Quiere decir, en Platón, en el Fedón, cuando el filósofo se prepara para la muerte, vivir en la contemplación desligándose de los deseos y de los apetitos.

Esta pureza pueden entenderlo algunos filósofos creyendo que se obtiene esa pureza dedicándose al estudio y a la contemplación de la verdad3.

Otra forma de entender el bien, es cuando la persona cuida de su alma, para que ésta viva en armonía.

Así entonces, siguiendo con el tema del bien, en la Antigua Grecia, los maestros entendían por bien, cuando “una persona ha interiorizado unos valores éticos y una concepción de la vida humana buena más o menos armónicos”4.

Es Platón en la República, quien se encarga de hacer ver, que la vida buena, será aquella que se ocupe del cultivo del alma, planeando todo racionalmente, lo que llevará a la persona a cuidar a su alma en su totalidad. Lo cual supone que habrá que renunciar a todo lo que sea apetecible, sin embargo, resulta difícil para la mayoría que no quieren renunciar a los apetitos y a los placeres.

De ahí que el filósofo de la República, busca el bien que es el verdadero placer, cuando las actividades tiene que ver con la verdad. Sócrates en este diálogo, afirma la actividad del alma conforme a la razón, es un punto de vista epistemológico, pero una epistemología basada en lo imperecedero, lo inmutable.

Esta idea de bien, basada en contemplar la verdad, es una aspiración del alma, y se consigue una altura verdadera, pues el alma viaja al cosmos. En este viaje de ascensión, el ojo espiritual contempla lo bueno, lo bello y verdadero.

Así entonces, podría decirse que una interpretación de lo que es el bien o la vida buena es aquella que se consagra a la ciencia y a la estética y a su contemplación.

Pero para dedicarse a esta vida de ciencia y belleza, el filósofo que lleva una vida valiosa, tiene que despegarse de los apetitos, tanto del cuerpo, los sexuales, los de ganar dinero, pues lo hará libre, queda liberado de los conflictos de los deseos y apetitos. Así que vida buena es aquella que se libera de apegos.

Cabe la pregunta ¿por qué el ser humano busca y quiere el bien, porque no puede vivir con el dolor?, y en este sentido ¿siempre aspira al bien? ¿qué significaría control y dominio de los apetitos? Pero independientemente del dolor, dice Nussbaum que hay algo profundo en el ser humano que busca incasablemente alcanzar algo más pleno, más allá de la simple existencia humana.

Concepción del amor en el Banquete

Volviendo al tema del amor, para ver su contenido en la idea de Bien. El amor de Platón en el Banquete, se refiere a que vamos a amar a las personas, cuando éstas poseen virtudes, es decir en la medida en que son buenas y bellas.

El amor lo entiende Platón en este texto, como el retorno a lo que nos constituía originalmente, ser fusionados con el todo. Y así sucede en la aspiración amorosa, la persona quiere unirse a su amado, pensando que así alcanza la dicha total, pues le otorga poderío.

Sin embargo, continuamente nos vemos separados y fragmentados. Los individuos se enamoran del Otro con su complejidad, y, surgen en los sujetos un torbellino de pasión y de sentimientos que quieren acercarse a la intimidad de la persona amada.

El amor es algo que le sucede al alma, pero que se expresa a través del cuerpo y de la necesidad de satisfacción a través del despliegue de caricias y abrazos y besos. Esta necesidad es una carencia de los amantes, que es completamente contingente y azarosa. Pues las parejas se buscan, pero nada garantiza que podrán permanecer unidas.

En el aspecto de los deseos, el amor según Aristófanes en el Banquete, puede llevar al amante a abandonar todo por el amado, aquí, la racionalidad no tiene poder.

En cambio, si se aspira a algo inmortal, y dedicándose a la contemplación de la belleza absoluta, queda solo la satisfacción espiritual, que no se alcanza en el deseo por un cuerpo o por una persona en particular, puesto que este amor no nos permite el control racional.

Sin embargo, existe otra idea de la buena vida, basada en el amor, pero en la vida cotidiana, amar en la nobleza de carácter de los seres humanos. Y una idea principal para la buena vida, consistiría en amar la ciudad, cuando Eros guía la acción de los ciudadanos, puede conseguirse la nobleza en la ciudad, a pesar de las circunstancias y de los desafíos y de la fortuna y lo irracional.

Por otra parte, es posible sostener que el amor hace al ser humano un ser creativo, a través del amor de los amantes, no de las ideas, no del conocimiento, sino de lo que el amor inspira al amante enamorado. El amante se inspira por estar enamorado.

Entonces, cabe preguntarse ¿en qué consiste la vida buena, en aquella en que la persona busca la vida del conocimiento, del arte excelso, de la verdad, y trata de ser independiente? es decir, autosuficiente sin que esté sujeto o sometido a nada material ni mundano, alcanzando la contemplación de la verdad o de la belleza absoluta que considero sería una vía mística también.

O la buena vida ¿se consigue amando a los seres humanos con sus contingencias, sus contradicciones, sus errores y sus pasiones, al igual que sus virtudes?

Dice Nussbaum, que esta fertilidad que consigue el amante, tiene como símbolo a Dionisos, dios de la muerte, es decir del renacimiento, del fluir y volver a renacer, a veces a través de la poda. Y así el amor a los demás es una constante revivificación, por eso quizá la vida buena se asemeja más a estar constantemente revitalizado, porque somos capaces de amar aún en la tragedia, en la pérdida y el error, pero es tanto lo que nos inspira el amado, hace vibrar el corazón, nos llena de fuerza, que nos impulsa a seguir buscando la construcción de la belleza y de la verdad. Y quizá no sean del todo incompatibles el amor a un humano con la búsqueda de la verdad, es más, quizá el amado inspira al amante a buscar más la construcción de la belleza y del bien y de la verdad. Es posible que el que se queda en la pura búsqueda solitaria de la verdad, no la alcance en su plenitud.

El amor en el diálogo de Fedro

En el Fedro se considera que la filosofía es una especie de locura que conduce al intelecto hacia la sabiduría, pero es conducido porque el amor le produce una ebullición que es capaz de moverlo hacia el saber. Entonces, puede decirse que el amor conduce a una vida psíquica fortalecida, que conducirá al ser humano hacia una vida mejor.

Es decir, cuando Eros guía las conductas, están motivadas también por la inspiración y nos volvemos poetas que reunirán la argumentación y la poesía. Dice Nussbaum “en mi opinión, el Fedro presenta un cambio del planteamiento platónico sobre el papel de los sentimientos, las pasiones y el amor personal en la vida buena”5.

A la parte que sigue los impulsos y los apetitos Sócrates le denomina hýbris y a la parte que busca el bien se denomina sophrosyne. Este último término, para unos lo consideran intelección, y de otra manera se puede denominar nous, que se utiliza como dominio de sí. En algunas concepciones como las de Pierre Hadot, el nous puede significar la parte espiritual del ser humano.

Fedro es el personaje que considera Platón como un hombre lúcido que se preocupa por su salud, hace ejercicio con mucho esfuerzo, busca la cordura, y es sujeto de dominio de sí. Fedro si escoge el amor por razones de cordura y salud y en cambio, mantenerse en autosuficiencia, es decir, libre de apetitos, sin enamorarse, puede considerarse como un acto verdaderamente no erótico.

Fedro más bien es un amante a quien por ejemplo le gustan los campos silvestres, fuera de la ciudad. Fedro en este sentido es como más dado a la naturaleza del amor, aunque le lleve a la locura, e incluso, anhela ese estado de locura, y también rechaza la postura amorosa que posee sensatez, pues este tipo de amor lo considera que carece de “las fuentes de energía creativas”6.

El Fedro reconoce que las pasiones son necesaria para que el alma llegue a momentos de plenitud, en cambio, si la persona que ama lo hace con sensatez, no podrá llegar a este crecimiento, más bien “empieza a parecer limitada y mezquina”7.

Es decir cuando el amante no se quiere comprometer en una relación amorosa, pues en general, cuando alguien se enamora, se llega a la locura porque se desbordan las pasiones y las emociones se tornan más profundas; incluso sabemos de los amantes que llegan a un acuerdo de amistad, en que solo les interesa conseguir placer, en este sentido el alma no alcanza su crecimiento óptimo, es una persona que le da temor la hondura del compromiso amoroso.

Si Eros es divino y naturalmente alcanza el estado de manía, no puede ser algo malo, pues es Dios quien la motiva. Martha Nussbaum piensa que Platón nos viene a enseñar en este diálogo, que la vida humana puede ser la unión de vida y razonamiento, y que solo así se alcanza la verdad.

Cuando la profetiza poseída por la locura ofrece la sabiduría a una ciudad, puede alcanzar el bien. Nussbaum interpreta del Fedro que el amante por inspiración alcanza la verdad; en cambio en estado sensato, racional, no lo alcanzará. A la vez que el poeta inspirado también puede educar el alma.

Sócrates en el diálogo de Fedro, señala que es preferible elegir al amante que está extasiado que al amante que es dueño de sí. Pienso que supone que el amor más auténtico es aquel que mantiene en estado de locura a los amantes, en cambio el que se controla y se domina y aplica la razón, será un amor que no fructifica, son las personas que han aplicado exceso de racionalidad y terminan separándose de la pareja, porque solo observa objetivamente los defectos del amado. Incluso, Nussbaum señala que este amante controlado, no será útil a la ciudad, esto supone que el verdadero amor nos hace florecer y pienso que solo enamorados  podemos dar frutos a la ciudad, es decir, ofrecer nuestro mejor servicio a los demás, pero sólo por el hecho de estar enamorados.

La interpretación de Nussbaum al respecto de lo que causa el verdadero o auténtico Eros, es que nos mueve por la energía que posee, que nos llevará a realizar lo mejor de sí mismo(a), en cambio el intelecto aislado no produce movimiento. “Dejado a sí mismo, el intelecto es una fuerza motriz relativamente impotente”8.

Pero no significa que debamos abandonar el intelecto, sino que el intelecto realizará su mejor obra, si el individuo es impulsado por fuerzas vitales eróticas. Es decir, intelecto y vitalidad erótica deben unirse. Pero por lo general la cultura occidental tiende a debilitar las fuerzas de vida, languidecen porque se teme la locura, sin embargo, si la seguimos debilitando, seguiremos manteniendo el estado de verdadera patología, de desánimo, de desaliento y hasta de enfermedad.

Si buscamos el bien, dice Nussbaum, siguiendo a Platón en el Fedro, no se puede alcanzar si se quieren aplacar las pasiones, a través de un intelecto que aparenta no sentir, está incapacitado para alcanzar la vida buena. Pienso que cabe interpretar que conseguimos el bien cuando se espiritualiza el intelecto a través de Eros.

Se puede decir, que los aspectos no intelectuales, como las emociones, los sentimientos, los afectos, el impulso erótico en sí, poseen una energía tan vital, que nos capacita a apreciar la belleza, y por tal motivo, la persona es más dulce, más amable, y por lo tanto, facilitará las relaciones humanas. Eros nos hace seres completos, porque nos espiritualiza, ya que alcanza la multidimensionalidad, une intelecto y sentimiento, razón e intuición, nos vuelve terrenales alumbrando el intelecto.

Martha Nussbaum considera que el enamorado al apreciar la belleza,  lo impulsa a volar y por lo tanto, en ese nivel de altura, llega a un conocimiento y también a la convicción de actuar bien. "También es cognoscitiva, ya que éstos brindan información respecto de dónde se encuentra el bien y la belleza, buscando y seleccionando objetos bellos. Convenientemente educados, el apetito y la pasión poseen en sí mismos un sentido del valor"9. Este saber no lo alcanza el intelecto por sí mismo. La persona enamorada adquiere tal divinidad, es decir, tan enérgica creatividad, que si es bueno y bello, de forma apasionada alcanzará el bien.

Dice Nussbaum que el sujeto consigue tal efervescencia, que entonces el alma empieza a sacudir sus alas tanto tiempo en desuso y van creciendo nuevos brotes, así el alma se entusiasma y se expande, al punto que esta expansión cura al alma de sus penas y consigue alegrarse. Esta alegría es sinónimo también de vida buena10.

Hemos de tener en cuenta que para crecer como persona bondadosa, es necesario el amor, cuyo estímulo de la belleza hará crecer al alma, por lo cual, este crecimiento posibilita alcanzar la vida buena. "El bullir del alma es cognoscitivo: un indicador fiable de la presencia de la belleza y de los progresos hacia el verdadero saber"11

Si analizamos la capacidad del intelecto, es puro y puede ser activo, pero seco. En cambio la naturaleza del alma, es compleja y posee una parte de impureza, a veces puede estar enfebrecida y siempre en constante dinamismo. 

No es que el enamorado esté dividido entre su alma y su intelecto, más bien, cuando ama todo en él sufre una fusión.

Cuando los amantes cumplen animosamente con su relación, se produce una satisfacción venturosa y la luz que se recibe del otro, crea un fluido. Este le lleva a sublimar esa sustancia en el impulso erótico, entonces el sujeto enamorado piensa Nussbaum, se llena de luz líquida y fluida12.

Esta sublimación del líquido erótico que es por eso espiritual, le otorga al enamorado un conocimiento, ya que está abierto al ser, el que no está enamorado, no alcanza el ser, pues su vida está seca. Como obtiene un conocimiento, es aquí en el momento que se fusionan el intelecto y la pasión, aunque más bien, verdaderamente hay una complejidad de toda la personalidad que logra fusionarse o integrarse.

Cuando queda integrado el fluido enamorado, y el amante es un ser intelectual y sensible, entonces se hace sensible a la belleza, lo cual lo guía para encontrar la verdadera belleza, lo cual tiene que ver o con el conocimiento y la verdad o con la buena ciudad o el buen servicio que se presta a los demás.

Los amantes con un amor verdadero, necesariamente despiertan la ternura en su relación, y la ternura como también el temor, le hace descubrir nuevos conocimientos. Estos conocimientos se refieren dice Nussbaum a la verdad de sí mismo y a la de cómo comportarse.

Si la persona siente un verdadero amor por el Otro, resulta imperante tratarlo bien, no hay manera de dañar al otro. Le nace de forma connatural a su alma enamorada sentir reverencia por el amado.  Esta reverencia no es dictada por la razón, sino precisamente por la pasión que el enamorado hace nacer en el amante.

"Además, el valor de la pasión amorosa está estrechamente vinculado a la circunstancia de que una persona única es valorada como entidad separada, con un alma propia que se mueve a sí misma, no como algo para ser atrapado, retenido o encadenado”13. Además sabemos que es amor, cuando la otra persona ve en el enamorado a la divinidad, y a la vez, por el reflejo que el otro le causa, ve su propia divinidad, por eso es que el verdadero amor, nunca debería lastimar al ser amado.

Nussbaum señala que la pasión es parte constitutiva de la buena vida, ya que al estar enamorada, nos impulsa a realizar buenas obras en nombre del amor que le tenemos a alguien, como también en nombre de lo que cada uno descubre de sí mismo al estar enamorado. Y este enamoramiento que lleva a cada uno a ser por ejemplo generoso o creativo, es también libertad personal. Puesto que estar enamorado permite dejar que el otro sea libre y además se encuentra implícito que hay una promesa de que se hará florecer al ser amado.

Y si amamos de tal forma, es porque hemos sido inspirados realmente por Eros que es un Dios que posee belleza y conocimiento, si esto no sucede cuando hay una experiencia amorosa, es que no pertenece al Eros verdadero.

En una interpretación del verdadero amor, se encuentra la idea, de que incluso el verdadero amor, no requiere de relación sexual, pues en ocasiones suele llegar a ser violenta. Si en cambio se conserva este ímpetu sin satisfacer, puede ser que aumente el grado de ternura y respeto.

Incluso hay culturas en oriente de tradiciones espirituales, que consideran que la experiencia sexual llega a ser la posibilidad de crecer espiritualmente, mientras no se consuma el acto sexual, es una experiencia que se denomina en oriente Kundalini, y que ese flujo de energía, puede capacitar a los amantes para crecer más espiritualmente. Por eso pienso que tanto el Fedro como el Fedón, el Banquete y la República podrían llegar a coincidir en el mismo propósito, solo que cuando se deja volar a Eros real y cotidiano, cuando es verdadero y nos produce locura, se llega a la creatividad, pero no está lejos de conseguir la creatividad por otros medios, que consiste en la no satisfacción de la sexualidad y dejar que el deseo crezca y crezca y la espiritualidad se expande, lo cual significa también ser creativos. Por eso, es que no necesariamente se tiene que estar enamorado de una pareja sexual, se puede estar enamorado de alguien con quien no podemos realizar el amor físico y cotidiano, sin embargo, nos puede proporcionar el mismo crecimiento y creatividad. A la vez, pienso que podemos estar enamorados de lo que hacemos o de la Naturaleza y eso igualmente nos hace fecundos espiritualmente.

Dentro del amor que no se realiza físicamente, se acentúa la apreciación por lo bello, esto atenúa la pasión. Y la relación donde no se trasciende la locura, se vive la pasión y ésta es también enriquecedora de la vida individual.

Así, al hablar del amor entonces es una actividad que se da por inspiración, puede usar la metáfora, pues ha de emplearse también la experiencia de cada alma. Cuando Sócrates habla con Fedro lo hace en un santuario y ahí descubren que la filosofía es poesía. Para Martha Nussbaum, es una nueva manera de comprender la filosofía. Entender así la filosofía, es comprender que es tan compleja como el alma misma, ya que, utiliza el pensamiento, el cuestionamiento, la sensibilidad, la metáfora, la poesía, la intuición. Por eso pensar filosóficamente es pensar de manera profunda y significa unir una pluralidad de elementos que nos ayuda a entender los problemas humanos o existenciales, lo cual no es posible lograrlo, si se quiere pensar solo racionalmente. Y menos sin estar enamorado, pues el enamoramiento es la forma en que el alma, despliega sus alas y vuela, y así podemos tener acceso a un conocimiento espiritual, es también como si pudiésemos decir que estamos inspirados, y que la forma más cabal de filosofar es a través de Eros alado, la propuesta que hace por ejemplo Peter Kingsley  de los maestros de la antigüedad en el estudio que hace de Parménides, es que todos estos filósofos eran poetas, sanadores y magos. Dice Nussbaum “es un discurso que  utiliza metáforas y personificaciones en un lenguaje elaborado, rítmico y lleno de colorido. Se dirige, no solo al intelecto, sino también a la imaginación y el sentimiento”14.

Lo interesante de esta visión es que en el Fedro, apunta Nussbaum, no se presenta a personas perfectas o idealmente buenas, son personas que están sujetas a las pasiones, pero paradójicamente también de ahí obtienen sus fuerzas. Las fuerzas vitales tanto del alma como del cuerpo dan la posibilidad a los amantes de cambio y crecimiento. La interpretación que hace esta pensadora, es que el Fedro es un texto músico, y esto significa que ha de intervenir toda nuestra alma, e insisto no solo el intelecto como se ha querido hacer de la filosofía, un asunto de argumentación y lógica exclusivamente, al grado que a veces ya no habla de la vida.

Incluir Eros en la filosofía es volverla vital, es dar elementos que podrán hacer del discurso filosófico un motor para el cambio, que traiga a nuestras vidas una forma de saber lúdico, apasionado, imaginativo, sano y dichoso.

La vida en la interpretación que realiza Nussbaum de Platón, es mucho más compleja que lo que podemos imaginar, pero a la vez, al hacer intervenir la imaginación junto con la intuición y el pensamiento multidimensional o diría Heráclito la tela de araña, nos lleva a ofrecer un pensamiento vivo que es fecundo, que es creativo, que da a la experiencia una solución, quizá parcial, paulatina, pero que nos ayuda a ir adquiriendo cada vez más conciencia y mayor plenitud. Nos inspira a buscar lo bello y lo bueno conjuntamente, la salud y el buen pensamiento que es pensamiento lúcido. En este sentido, vivir bien es vivir de forma multidimensional y transitando por un camino tan complejo como una tela de araña. Y en este sentido el pensamiento filosófico nos tendría que ofrecer la capacidad de caminar en esa complejidad, tratando de entender al otro, de amarlo, de vincularnos con sus afectos y su circunstancia. Al comprender la realidad sin aplicar la unidimensionalidad y pensando que “solo yo tengo la razón”.

Un pensamiento más vital nos tendría que conducir a vivir bien, lo cual supone que entre todos vamos construyendo soluciones plurales, en las que cada uno aporta su sensibilidad, su creatividad, su pasión y su conocimiento.

Así nos encontramos con un discurso renovado en el Fedro, ya que es tanto un discurso dialogado, que se da en un momento de inspiración, cuando estamos en un jardín o en un santuario. Es un discurso que incluye la locura de Eros, que lo reabsorbe. Que es músico porque tenemos que conseguir la armonía de nuestra vida.  Que es música porque tenemos que cantar en todas las actividades y es preciso bailar para pensar con creatividad. Es imaginación para innovar. Depende de la experiencia y depende de cada momento y de cada persona.

Como no tenemos fórmulas únicas, hay que inventar en cada momento. No hay respuestas, una vez que iniciamos un diálogo hay que atenernos a la sorpresa, a la diferencia y entonces ese momento creará la novedad de interpretación.

De la misma manera que Nietzsche supo ver las fuerzas vitales, Platón termina aceptando que la pasión también puede ser una vía para alcanzar el bien.

Nussbaum sostiene que Platón hubiera preferido que su maestro aceptara más la intuición amorosa para tener una claridad intelectual, ella señala que Platón termina concibiendo que la pasión es fuente de conocimiento y que tal complejidad, incluso hace que pueda darse una visión plural de la pasión y racionalidad, pues se abarca la totalidad del ser humano.

1 Martha Nussbaum, La fragilidad del bien, fortuna y ética en la tragedia y la filosofía griega, Ed. La balsa de Medusa, Machado libros, traducción de Antonio Ballesteros, 2004, Madrid, p. 19

2 Nussbaum, Óp. Cit. Fragilidad del bien, p. 139

3 Cf. Óp. Cit. P. 196

4 Óp. Cit. Nussbaum, La fragilidad del bien, p. 390

5 Óp. Cit. Nussbaum, La fragilidad del bien, p. 271

6 Óp. Cit. Nussbaum, La fragilidad del bien, p. 281

7 Óp. Cit. Nussbaum, La fragilidad del bien, p. 281

8 Óp. Cit. Nussbaum, La Fragilidad. P. 285

9 Nussbaum, Óp. Cit. La fragilidad del bien, p. 287

10Cf. Nussbaum, Óp. Cit. P. 288

11 Óp. Cit. La Fragilidad, p. 288

12 Cf. Óp. Cit. Fragilidad, p. 289

13 Óp. Cit. La fragilidad, p. 291

14 Nussbaum, Óp. Cit. P. 302

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