Ejercicio 3

La construcción del imperio mexica

Con la siguiente actividad conocerás las características de la expansión territorial mexica y de su imperio.

Ejercicio de escritura

Lee atentamente los textos, compara las interpretaciones y responde las preguntas. Al finalizar da clic en comparar para recibir retroalimentación.

¿Cuáles fueron las bases que permitieron la expansión territorial de los mexicas?

Los mexicas se expandieron territorialmente a partir de la conformación de la Triple Alianza (con Texcoco y Tlacopan) y la derrota de los tepanecas en 1428; consecuentemente sometieron los pueblos o altépetl del Valle de México y de las regiones que antiguamente controlaban los tepanecas. La sociedad mexica se militarizó y se organizó socialmente para hacer crecer sus bases de poder.

La guerra tuvo un importante lugar en este proceso y gradualmente los mexicas explotaron un mayor número de sociedades mediante el tributo y la imposición de gobernantes así como de su cultura e ideología. Su presencia llegó hasta lo que hoy son el Distrito Federal, el Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Morelos y Veracruz; a regiones importantes de Guanajuato, Jalisco, Puebla, Guerrero y Oaxaca e incluso a ciertos lugares de Chiapas, Guatemala y Honduras.

¿Se puede hablar de la existencia de un “imperio mexica” a la llegada de los españoles?

Los mexicas lograron expandirse territorialmente en lo que hoy en día es el centro y sur de la república mexicana. El autor Alejandro Alcántara afirma que no se puede hablar de un imperio porque el control político y económico no era tan fuerte y dependía más de alianzas que de la fuerza efectiva y el control férreo de los mexicas.

Sin embargo, al mismo tiempo los mexicas lograron imponer en muchas regiones tributos, gobernantes, su cultura e ideología lo que indica que tuvieron en diferentes grados influencia y control sobre los pueblos. No hay que olvidar que en comparación el imperio romano se construyó a lo largo de cientos de años, mientras que los mexicas apenas duró 91 años y como indica Alfonso Caso, con el tiempo quizá los mexicas pudieron haberse impuesto sobre el resto de Mesoamérica, aunque eso es obviamente mera especulación.

Asimismo las dos posturas se pueden defender que en términos estrictos no existió “Imperio mexica” o que las políticas imperiales del Estado mexica si apuntan al desarrollo de una estructura imperial. En este objeto de aprendizaje defendemos la segunda hipótesis.

Para recibir retroalimentación deberás responder las dos preguntas.
Alejandro Alcántara. Los mexicas. Señores del Anáhuac:

Páginas 6-7: “Algunos estudiosos hablan de un “Imperio mexica”, pero no todos consideran que este pueblo haya conformado en realidad un verdadero imperio, al menos no como imaginamos al Imperio romano. Si pensamos en el tributo que llegaba de distintas regiones, en las guerras para sujetar a otros pueblos, en el establecimiento de la Triple Alianza como medio para lograr el liderazgo político en la cuenca de México, en su ideología militarista y en su penetración hasta lugares como Guatemala y Honduras, es fácil considerar a los mexicas como un imperio.

Sin embargo, un análisis detallado de las relaciones políticas y económicas que establecieron con los demás pueblos podría mostrar que no existía una explotación sistemática, un dominio férreo ni una intervención política directa en la mayoría de los territorios con los que tuvieron contacto, por lo que el término “imperio” no sería exacto. Como haya sido, la presencia de los mexicas llegó hasta lo que hoy son el Distrito Federal, el Estado de México, Hidalgo, Querétaro, Morelos y Veracruz; a regiones importantes de Guanajuato, Jalisco, Puebla, Guerrero y Oaxaca e incluso a ciertos lugares de Chiapas, Guatemala y Honduras. En ese amplio territorio también hubo pueblos que resistieron esa expansión y se mantuvieron independientes hasta la llegada de los españoles.

Esa presencia –en algunos casos dominio y en otros sólo contacto –hizo que el mundo indígena en vísperas de la Conquista española se “mexicanizara”. Así la Ciudad de México-Tenochtitlán centralizó distintos vínculos políticos y económicos a lo largo del territorio, aculturó algunas regiones, estableció colonias y fortalezas militares en sitios distantes, hizo del náhuatl una lengua común, definió rutas de comercio, le dio nombre e identidad a lugares lejanos y se convirtió, de algún modo, en la capital de un mundo y una época que girar en torno a ella.

Visto en perspectiva, los mexicas fueron sin duda una de las sociedades más complejas e influyentes del México antiguo, pero tampoco eran los únicos. Más allá de sus fronteras, otros pueblos formaron Estados poderosos –como los purépechas de Michoacán- que frenaron e incluso derrotaron a los mexicas. En otros tiempos, Teotihuacán fue un Estado tan fuerte como México-Tenochtitlán y el mundo indígena vivió entonces bajo la hegemonía de otros pueblos. Lo cierto es que al final de la historia del mundo indígena, los mexicas eran el pueblo dominante, aunque eso no les permitió detener la conquista española. Sin el apoyo de quienes les pagaron tributo y odiados –con razón- por aquellos que los resistieron y se aliaron con los españoles, la suerte de los mexicas quedó sellada a pesar de su valerosa lucha para evitar el fin. Por ello tal vez valdría decir que en el balance final siempre fueron un gran pueblo, pero no siempre ganaron.

Página 27: “Fuera de la ciudad, el gobierno variaba de un lugar a otro. A pesar de ser “aliado”, Tetzcoco se vio forzado a ceder a la política militarista de los mexicas. La guerra imponía tributos y sumisión a otros pueblos, pero generalmente se respetaba su tlatocayótl. El dominio mexica era evidente en muchas regiones, pero el control político directo no. Parecía más un complicado sistema de “alianzas” forzadas, “reconocimientos” a la poderosa ciudad, “regalos” para los dioses mexicas y “favores” a los señores de México-Tenochtitlán, lo que mantenía a varios pueblos bajo su hegemonía. Con todo, la política de sustituir señores locales con gobernantes mexicas se acentúo con Moctezuma II, quizá como un esfuerzo por centralizar la política y afianzar el control que se ejercía desde la ciudad.”

Alfonso Caso

(Citado en Álvear Acevedo, C. (2004). Historia de México. México: Limusa. 75.): “En tal imperio faltaba una unidad cultural, de lengua y de otros elementos sociales, estilos de vida más o menos semejantes, y un dominio político y económico firme. Con el tiempo quizá, dicho unidad habría sido posible alcanzarse, si bien tenían los mexicas en su contra lo mismo el odio de los sometidos, que la religiosidad extremada e implacable que los limitaba para un mayor desarrollo progresivo”.