Variabilidad genética

Las mutaciones y la variabilidad genética

Las mariposas del abedul (biston betularia) han cambiado su color desde inicios de la Revolución Industrial. Su camuflaje original se volvió inútil cuando la contaminación oscureció las cortezas de los árboles donde se posaba. Las variedades más oscuras resultaron favorecidas por este fenómeno y así, en pocas décadas, la mutación y la selección evolutiva convirtieron a la biston betularia en una mariposa de color carbón.​

La evolución se debe a aquellos procesos en los que las poblaciones cambian sus características genéticas a lo largo del tiempo.

Desde el punto de vista de la genética de poblaciones, las mutaciones pueden tener  efectos en la población y en la evolución de las especies. Estos efectos pueden ser dañinos, benéficos o neutros, dependiendo si incrementan, disminuyen o no cambian la viabilidad o fertilidad de los organismos portadores de la mutación.

Se llama “poza génica” de una población al conjunto de genes presentes en la misma. Tal conjunto está formado por todos los alelos de los genes, variantes, que presentan los individuos que constituyen dicha población.

La viabilidad y la fertilidad se asocian con la adaptación, capacidad total de un organismo de sobrevivir y reproducirse. El efecto de una mutación en cualquier generación es mínimo, sin embargo, con el paso del tiempo una cantidad  considerable de variación ocasionada por las mutaciones puede acumularse. Lo esperado es que el efecto de una mutación afecte la probabilidad de persistir en la población, lo que ocasiona que dicha mutación se pierda. No obstante, en otros casos la mutación puede tener efectos insignificantes en la adaptación, mientras que en otros se mantiene la mutación porque mejora la adaptación. La mutación es la fuente primaria de variación pero no es la única, ya que en los organismos con reproducción meiótica, la recombinación génica incrementa la variabilidad.

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